Geraint Thomas se ha convertido en el tercer corredor del Reino Unido que gana el Tour de Francia en los últimos siete años. Desde 2012, en que empezó la ‘era Sky’, el equipo británico acumula seis de las siete últimas ediciones de la ronda francesa. Todo empezó con Wiggins, siguió con Froome… y ahora Thomas coge el testigo.
Hubo dudas hasta el penúltimo día, la jornada del Tourmalet y Aubisque previos a la contrarreloj final. Y dudas que, en realidad, tenían su fundamento. Porque hasta ahora, Thomas no había dado la sensación de poder ganar una gran vuelta. Y menos aún, una como el Tour. Sin embargo, esto no quiere decir que no sea un corredor completo: procedente de la pista en sus inicios, Thomas es un gran especialista contrarreloj que siempre se ha defendido bastante bien en la media montaña.
Una instantánea del pasado Dauphiné. Foto: ASO / Alex Broadway
Pasó a la carretera de la mano del Barloworld en un equipo donde estaba también un Chris Froome que pesaba bastante más que ahora. También él ha dejado de tener el característico físico de ‘pistard’ para ir mejorando sus cualidades en los grandes puertos de esfuerzos largos, que eran los que más se le atragantaban. En 2010 pasaba a formar parte del primer Team Sky, también junto a Froome. Hablamos, pues, de una década de carrera deportiva juntos.
De hecho, durante años fue el último gregario –alternándose con Porte- del propio Froome en varios de los Tours que éste ganó. Y en muchas ocasiones se le vio al nivel de los mejores, pero al final siempre le ocurría algo. Es más: es un ciclista que en los períodos preparatorios para las grandes vueltas ha sumado gran parte de las victorias que adornan su palmarés, nada menos que 21. Entre ellas, antes de esta edición de la ronda francesa, un Dauphiné, una París-Niza, un Tour de los Alpes o dos Voltas ao Algarve.
Foto: Tim De Waele / Team Sky
Quizás su gran problema hasta ahora era precisamente el encadenar esfuerzos: llegaba muy justo a la tercera semana y en algún momento terminaba explotando. Aunque a veces también ha lucido menos por pura mala suerte. En el Giro 2017, un accidente contra una moto antes de la subida al Blockhaus lo dejaba fuera de carrera cuando marchaba segundo en la general. Al día siguiente todavía estuvo a punto de ganar la crono de Montefalco. Pero poco después tenía que bajarse.
También en el Tour tiene episodios similares. Cuando iba bien colocado entre los 10 mejores de la general, ya dentro de la última semana, Warren Barguil se lo llevaba por delante en el descenso del Col de Manse, corrigiendo el francés la trayectoria y yéndose Thomas terraplén abajo. Por suerte, no demasiado abajo. Pudo seguir y no se dejó demasiado tiempo aquel día, pero quedó lastrado para el resto de la semana.
Y en 2017, recuperado después de bajarse del Giro, sufrió otro fuerte accidente en el peligroso descenso del Mont du Chat que le obligó de nuevo a abandonar. También marchaba segundo y había portado ya el maillot amarillo durante los primeros días de carrera. ¿Significa esto que Thomas podría haber ganado el Tour –o el Giro- antes? No necesariamente, pero sí que era un corredor capaz de estar muy arriba.
No obstante, algunas veces ha perdido también una mejor posición en la Grande Boucle por sus dificultades naturales para afrontar la semana final de competición. En 2016, por ejemplo, estuvo rondando el Top10 pese a ser ayudante de Froome, pero se le acabó haciendo demasiado largo y tuvo que conformarse con ser 15º en la general.
Thomas y Landa, dominando el Tour de los Alpes 2017. Foto: Josef Vaishar
Esta temporada, Thomas era la bala en la recámara del Team Sky. Con Froome cansado del Giro –y cuestionado por el caso salbutamol- y Egan Bernal todavía por hacer, el galés aparecía como un ciclista fiable que podía ir de tapado y sin presión, pero al que le encomendaron preparar la carrera como si fuese a ganarla. Eso hizo. Y en el primer año sin infortunios, lo ha conseguido. Las pruebas anteriores ya mostraban un ciclista en muy buena condición. Ganó el Dauphiné con una autoridad incuestionable, se proclamó campeón nacional contrarreloj. Fue lanzando avisos. Y ha acabado por confirmarlos. Thomas ‘mató’ el Tour en los Alpes y luego, en los Pirineos, le ha valido con mantener a raya a los principales rivales.
Pero la historia de Thomas, Sky y el Tour no ha terminado. Lo ha ganado con los 32 años ya cumplidos y queriendo –antes de todo esto- marcharse del equipo británico para disponer no sólo de oportunidades, sino de una compañía de gregarios alrededor. Por supuesto, la victoria en el Tour cambia las cosas. Ahora es un ciclista mucho más cotizado –aunque por la edad haya algunas limitaciones a ese aumento de valor- y sin duda su equipo hará más esfuerzos por retenerlo. Geraint Thomas, el ciclista al que después de tanto no, por una vez el Tour le dijo ‘sí’, todavía dará que hablar antes de que acabe la temporada. Tanto si compite más como si no.