El caso de Ibai Salas va mucho más allá de la sanción a un humilde y casi desconocido ciclista profesional. El Tribunal de Arbitraje del Deporte, conocido internacionalmente por sus tres siglas (TAS), ha impuesto un castigo de cuatro años al corredor por irregularidades en el pasaporte biológico, pero sobre todo ha venido a enmendar la plana a la justifica deportiva española.
La Agencia Española Antidopaje (AEPSAD) puso en marcha hace ya unos años una labor propia de investigación y castigo de los deportistas que hacen trampa. Para ello realiza controles fuera de competición y tiene sus propios expertos que analizan los resultados de las pruebas de sangre. Fruto de ese trabajo se abrió expediente a Ibai Salas y también se hizo con algún otro ciclista.
Ese camino acabó en una dura sanción por dopaje: cuatro años de castigo para Ibai Salas. Pero el corredor buscó un apoyo en la justicia deportiva española y recurrió el castigo al tribunal de arbitraje nacional. Allí su defensa encontró respaldo legal no sobre el fondo sino sobre la forma de la cuestión. En otras palabras, ese tribunal de arbitraje vino a decir que el pasaporte no es suficiente para probar la comisión de una infracción.
Foto: Grands Prix Cyclistes de Québec et de Montréal (GPCQM)
Esa tesis era un golpe muy duro para la Agencia Española Antidopaje, que venía como todo su trabajo se iba al traste. Pero no nos referimos al caso concreto de Ibai Salas, sino a todas las investigaciones por irregularidades en los valores hematológicos de los deportistas. Si la situación en la Agencia Española Antidopaje no era de pánico, lo cierto es que no debía estar muy lejos puesto que, en el fondo, se ponía en duda todo su trabajo.
La solución para la Agencia Española Antidopaje fue recurrir al TAS de Suiza: Tribunal de Arbitraje Deportivo. Allí se volvió a analizar la cuestión y en este caso sí entraron a estudiar las muestras ofrecidas por Ibai Salas durante 2017. Como dice la propia sentencia, no hay duda de las irregularidades en su pasaporte y tampoco de que eso merece un castigo de cuatro años de sanción. Aunque sea a través de Suiza, la Agencia Española Antidopaje consigue salvar la cara en una situación muy delicada para su trabajo. Y, además, recibe un balón de oxígeno de cara a seguir analizando los pasaportes de todos los deportistas españoles. La sentencia, por tanto, puede suponer que la Agencia retome con más bríos los casos que estaban durmiendo en el limbo hasta que se encontra una salida al callejón en el que la lucha contra el dopaje se había metido.