Ni contrarreloj por equipos, ni contrarreloj individual, ni día de transición… El Giro de Italia de 2022 arranca en Hungría con una etapa en línea entre Budapest y Visegrad, una jornada de 195 kilómetros que ningún aficionado al ciclismo debe perderse puesto que, a pesar de celebrarse lejos de las tierras italianas, recuerda mucho a la tradición de la corsa rosa: día supuestamente tranquilo, pero con trampa final.
El Giro ha roto el esquema habitual y la jornada inicial se disputa en viernes y no en sábado para ganar un día con el que realizar el posterior traslado de Hungría a Italia. Además, han dejado la contrarreloj individual para la segunda jornada. Por tanto, hoy habrá líder y no será un especialista en la lucha individual contra las manecillas del reloj. Tendrá que ser un hombre rápido, pero sobre todo un hombre capaz de superar la trampa final.
Si analizamos el perfil de la última subida vemos una ascensión de 5,5 kilómetros al 4,2%. En los dos últimos kilómetros la subida gana en pendiente: son al 5,1%. Las rampas más duras llegan al 8%. ¿Conclusión? Es la subida típica para echar mano del tópico: las balas no matan, lo que mata es la velocidad. Y eso es lo que vamos a ver en la subida a Visegrad, una ascensión cuyas rampas difícilmente pueden romper un pelotón, pero una ascensión en la que se impondrá un ritmo infernal para intentar seleccionar el grupo y que los velocistas más puros del estilo Mark Cavendish tengan que ceder ante corredores del estilo de Mathieu Van der Poel.
Eso sí, no olvidemos la versatilidad de Caleb Ewan, quien en Turquía ya demostró su capacidad para retorcerse en las subidas e imponer su punta de velocidad final. O Biniam Girmay, un eritreo que es muy rápido en llegadas masivas pero que además no tiene problema alguno para superar los puertos explosivos con esfuerzos de pocos minutos. Lo único seguro es que la emoción está más que garantizada.
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