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El ciclismo WorldTeam y la necesidad de un nuevo modelo económico (II)

La situación del ciclismo profesional es delicada si analizamos la vertiente económica. Son muchas las voces críticas dentro de los equipos profesionales. Todos ellos miran con preocupación los muchos y complicados dolores de cabeza que sufren para llegar a final de año frente a la bonanza de la otra pata del deporte: los organizadores de carreras.

Los números son contudentes. Money in Sport nos desgrana las grandes cifras de ASO, es decir, del organizador más poderoso del ciclismo mundial y que cuenta con el activo más llamativo: el Tour de Francia. En 2020 facturaron 208 millones, con la lógica adaptación al Covid. Por tanto, analizaremos mejor la cifra de negocio del año 2022, sin grandes restricciones sanitarias. En ese momento la facturación total de ASO fue de 295 millones. Apenas dos años más tarde han llegado a 377, es decir, un incremento de casi el 30% en apenas dos años. Y lo mismo podemos decir si analizamos los beneficios. En 2022 fueron 77 millones mientras que en 2024 ya estamos en 111 millones, es decir, un incremento del 44%.

Frente a esos crecimientos, los equipos están viviendo el otro lado de la moneda: la cruz. En ese sentido hay que recordar la desaparición de Arkea o la necesidad de fusión de Lotto e Intermarché. Pero también el déficit acumulado por Visma y las deudas de un Picnic-PostNL que sólo tiene licencia WorldTeam para un año porque sus patrocinadores no han firmado más años y que además viene perdiendo dinero de forma constante en los últimos años, lo que ha provocado la venta de Oscar Onley.

La conclusión es obvia: los equipos están sufriendo y los organizadores están incrementado ventas y beneficios. Algo se ha descompensado dentro de la estructura económica del deporte y es urgente buscar una solución satisfactoria para todas las partes.

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