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El ciclismo profesional, frente a los errores televisivos del baloncesto

El ciclismo se mantiene inmune a la fiebre que afectó a todos los demás deportes mayoritarios y que, en muchos casos, ha acabado generando una crisis universal de seguimiento. El mejor ejemplo de que el rendimiento a corto plazo no siempre es bueno en el largo plazo es de la ACB, es decir, la liga profesional de baloncesto española.

La ACB decidió hace ya muchos años abandonar la televisión en directo y marcharse a plataformas de pago. Consideraban que esos ingresos millonarios que iban a recibir de las plataformas de pago eran más que interesantes para los clubes, quienes se repartían el dinero, que la posibilidad de seguir saliendo en televisiones generalistas frente a miles de aficionados. ¿El problema? La audiencia ha ido cayendo año tras año, así como el seguimiento del gran público hacia una competición que en muchos momentos se ha convertido en invisible hasta el punto de que muchos partidos de liga de la ACB apenas eran vistos en Movistar por menos de 50.000 personas.

Ahora, la Asamblea Extraordinaria de la ACB ha decidido romper con Movistar y firmar con DAZN, es decir, mantiene el mismo esquema de televisión de pago, pero con una gran diferencia a partir de la próxima liga: se emitirá, por primera vez desde 2012, un partido por jornada de Liga y la Copa del Rey en abierto en Televisión Española.

El acuerdo se ha cerrado por tres años y certifica que el ciclismo necesita seguir siendo emitido en abierto para no perder nunca la conexión con el aficionado y que eventos como el Tour de Francia o la Vuelta a España se mantengan al alcance del mando de cualquier persona y no sólo de los muy interesados en el ciclismo.

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