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Diario del ciclista secreto en la Vuelta: El día sin objetivo

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Foto: A.S.O./Charly Lopez

Los periodistas necesitan vender periódicos. O generar clics. No hay más. Por eso hoy hablarán de la nueva bicicleta de menganito con una cadena que ahorra 10 vatios o de cómo fulanito estuvo diez días seguidos entrenando en un túnel del viento y además con más de 40 grados para mejorar su posición y, al mismo tiempo, adaptarse al calor de Burgos. En fin, esas exageraciones pueden valer para el uno o dos por ciento de los corredores que toman la salida en la contrarreloj individual. Para el resto no vale de nada.

Para empezar, seamos sinceros: la contrarreloj es la prueba donde más diferencia hay entre los equipos ricos y los equipos pobres. Te propongo que mires la clasificación de cualquier crono del año. Verás que son muchos los corredores de los mismos equipos que están siempre en las posiciones de cabeza y que hay otros muchos corredores de los otros equipos que jamás son capaces de meter a un corredor entre los 10 mejores.

¿Unos son buenos y los otros son malos? ¿Unos entrenan mucho y los otros entrenan poco? No. La realidad es más sencilla: la diferencia entre una bici buena de ruta y otra mala no se nota mucho, pero la diferencia entre una bici buena y una mala de crono es brutal. Eso hace que si estás en un equipo con una cabra de tercer nivel ni siquiera te plantees disputar la crono. Sabes que vas a invertir muchas energías físicas y mentales y que no tienes ni la más mínima posibilidad de brillar.

Dicho esto, ahora podéis entender mejor que la mayor parte de los corredores arranca en una contrarreloj como la de Burgos con un único objetivo en la cabeza: no caerse. El equipo tiene claro qué ciclistas pueden aspirar a una buena general. Y qué ciclistas pueden aspirar a ganar una contrarreloj. Luego, hay jóvenes que quieren probarse y que salen con ambición y con el reto de darlo todo. Pero la inmensa mayoría del pelotón arranca pensando en no irse al suelo. Ese es el objetivo de un día en el que no hay objetivos. Ya llegarán citas en las que cada uno podrá buscarse la vida, piensan con ilusión. En Burgos y contra el reloj lo importante es empezar a sudar y contar las horas para que empecemos la carrera de verdad.

Por cierto, veo que os hablan y escriben mucho de la montaña: la Vuelta de las catedrales, la Vuelta de los puertos, la Vuelta de los porcentajes increíbles… En el pelotón estamos pensando en otro peligro. Podemos vivir la Vuelta de los abanicos. Pero de eso os hablaré otro día.

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