Todavía se encuentra, por edad, en su último año como sub23. Pero cuando uno habla con Cyril Barthe, se da cuenta que está ante un ciclista que tiene muchos más años mentales de los que indica su documento de identidad. Es un corredor que sabe dónde está la meta, la suya, y está decidido a llegar a ella. Tiene un proyecto, un rumbo, una idea de qué hacer en su carrera deportiva.
De hecho, el joven francés dice que ahora se está volviendo «consciente del nivel que tengo en carrera» después de empezar el año con dudas de hasta dónde sería capaz de llegar. Y eso que comenzó con buenas presentaciones en las ya lejanas pruebas del invierno francés: GP Marsellaise, Bessèges y el Tour du Haut Var. Pero una fractura de clavícula le paró en seco la progresión.
Aquellas semanas de reposo forzoso las define como una fase «dura y rara», por la frustración que le producía no poder trabajar: «Era muy raro. Sabes que estás obligado a trabajar muy duro para subir tu nivel, y no puedes. Lo tienes que todo por demostrar pero no haces nada porque no puedes hacer nada. Tienes que estar de reposo. Al final te toca cambiar la cabeza y pensar que vas a volver más fuerte».
Foto: Helena Dias / @FeirenseCycling
Y así lo hizo. Además, con premio. La victoria llegó en el Joaquim Agostinho-GP Torres Vedras. Luego estuvo a punto de lograr otra en el Grande Premio Nacional 2, también en Portugal: «Me sentía muy bien, con mucha fuerza. Siempre estaba con energía y vi que era posible. Si otros ganaban, yo también podía. Tenía que aprovechar el momento y así fue». Otro premio, aunque no sea una victoria propiamente dicha, fue esa fuga en la Clásica de San Sebastián, con el mundo entero mirando y él defendiendo los colores del equipo de casa: «Personalmente, me emocioné. La carrera de casa, la gran cantidad de afición y yo ahí, en la fuga de una carrera que el año pasado veía por la tele. Una prueba muy grande. Y además gané la Montaña. Fue emocionante», evoca.
Algo a lo que quizás todavía no se acostumbra es a verse en la línea de salida con ciclistas como Alaphilippe o Valverde: «Es un poco raro. Yo los admiro, los veía en la tele hasta hace muy poco y ahora estoy con ellos«, explica, aunque asegura que esa aura se acaba cuando empieza la carrera: «Cuando estás a su lado comprendes que no son ídolos. Admiras su trabajo, su palmarés, pero son personas igual que yo y pueden tener los mismos problemas que yo. En nuestro equipo también hay gente muy buena. No deja de ser un ciclista contra otro ciclista«, sentencia.
Foto: Euskadi-Murias
Y eso es lo que hace diferente a Barthe frente a la mayoría de corredores de su edad. El punto de serenidad, de madurez. De desmitificar las cosas cuando se trata de ponerse a hacer el trabajo. Porque para él el ciclismo no es sólo una pasión: es un oficio. «Creo que esto no tiene secretos: ser serio y trabajar. Tienes que hacer más que otro para poder ganarle y si haces menos te ganará él. Siempre hay que disfrutar de la bici porque es un deporte muy muy duro en lo físico y mental. Yo diría que 50-50. Si la cabeza no quiere, no le va a decir a las piernas que anden más. Por eso lo primero es que cuando toca un entrenamiento, disfrutarlo y hacerlo al completo. Si no lo haces, otro lo estará haciendo y ya empiezas a estar por detrás», explica el joven valor del equipo vasco.
Donde, además, está agradecido a Jon Odriozola y a sus compañeros por el trabajo de guía que hacen con él: «Soy el joven del equipo. Me dicen que me tranquilice, que tengo muchas ganas pero debo ir más tranquilo. Odriozola, Gari Bravo, Enrique Sanz, Prades... todos son muy simpáticos y se esfuerzan por enseñarme», dice antes de añadir algo de gran valor que ha aprendido: «Ahora sé coger mejor las escapadas. Antes no sabía. Yo venía de amateur, allí atacas y atacas y atacas y los demás también y llega un momento en que si eres el más fuerte te vas. Aquí no, lo intentaba y no funcionaba. Me dijeron que esperase el momento, que vigilase al resto y buscara la oportunidad. Y tenían razón», dice entre risas.
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Un proyecto. Un rumbo. Una idea de qué hacer con su carrera deportiva. ¿Alaphilippe? Podría ser un buen referente: «Todavía soy muy joven y no lo sé del todo, pero por mis condiciones creo que podría ser un buen ciclista de clásicas. Subo más o menos bien, pero puedo trabajar en montaña. Tengo que buscar el equilibrio para ir pasando mejor los puertos pero sin perder la chispa y la velocidad que tengo en grupos pequeños, creo que esas clásicas de un día me pueden ir bien. Claro que Alaphilippe es un gran referente, es un grande y lo respeto muchísimo. Pero ya se verá con más tiempo cuál es mi camino, ahora mismo lo importante es hacer bien el trabajo que me encomiende el equipo».