A Simon Clarke se le dan bien los años pares. Ganó una etapa de la Vuelta en 2012 y asegura que entonces se enamoró de la carrera. Luego sus otras victorias habían sido en 2014 y 2016… hasta que ahora, en otro año par, ha logrado una nueva etapa de la ronda española.
Clarke se define a sí mismo como «el más fiel escudero de Urán», pero su equipo le ha dado esta mañana «luz verde» para intentar meterse en la escapada. Sin embargo, a partir de este momento su misión vuelve a ser centrarse en el jefe de filas colombiano: «Ya en el Tour gasté energías para ayudarle y tuvo el accidente. Tuvo muy mala suerte, pero ya está recuperado y fuerte de nuevo. Mi compromiso con él es total», ha dicho el australiano.
El australiano de 32 años ha asegurado que la etapa se ha hecho «durísima» dado lo largo del proceso de formación de la fuga: «He estado desde el principio, así que tenía dudas por el desgaste durante la formación de la escapada. Una vez allí no pude irme solo porque había viento en contra, así que aguanté con Mollema y De Marchi».
Finalmente, Clarke ha reconocido que tenía tanto la etapa de hoy como «la séptima del viernes» marcadas y que para ambas había pedido «libertad al equipo» antes de seguir a las órdenes de Rigoberto Urán.