Las siete vidas de Antonio Piedra

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Piedra, en un entrenamiento en Colombia.

Suele decirse que los gatos son animales de siete vidas. En ese caso, hay que asumir que Antonio Piedra (1985, Manzana Postobón) tiene también algo de felino. Este ciclista andaluz sigue agarrado a la máxima categoría profesional y en 2017 vivirá la décima temporada entre la élite. Una década marcada por altibajos deportivos y por altibajos en los despachos. Pero vayamos con el inicio de la historia.

Piedra fue un ciclista diferente desde la categoría sub23. Formado en la escuela amateur del equipo Kelme/Comunidad Valenciana, Piedra prefirió centrarse los primeros años en sus estudios universitarios de Ingeniería más que en el ciclismo, una decisión que era firmemente apoyada por sus padres, ambos con titulación universitaria. Pero todo cambió en 207, cuando el equipo Fuerteventura le ofreció la oportunidad de dar el salto de categoría.

Por tanto, Piedra debutaba como profesional Óscar Guerrero y Vicente Belda y un contrato de dos años que no se cumplió. Apenas unos meses más tarde, Fuerteventura anunciaba que no iba a seguir en 2008. Y Piedra necesitaba buscar una alternativa. En ese momento apareció el equipo de su tierra: Andalucía. Y Antonio Piedra salvó la primera situación complicada. En ese segundo año como profesional ya estuvo a punto de ganar una primera carrera al acabar segundo en la etapa del GP CTT Correios. Y todo eso mientras intentaba seguir con los estudios universitarios.

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En la presentación oficial del Postobón.

Esa primera victoria llegaría un año más tarde. En 2010, Piedra remataba en Fafe una victoria para la historia en la Vuelta a Portugal, puesto que entró en meta junto a su compañero José Antonio López Gil mientras el pelotón les pisaba los talones. Tras un 2011 que no fue especialmente bueno, Piedra decidía cambiar de aires y buscar una nueva motivación en el equipo Caja Rural-Seguros RGA. Y allí firmaría sus mejores resultados como profesional, especialmente en la primera temporada con la escuadra navarra.

En 2012, Piedra se llevó el GP Rogaland tras superar a corredores de la calidad de Sep Vanmarcke. Y, ya en la Vuelta a España, firmó su mejor triunfo: la victoria en Lagos de Covadonga. El día de inspiración de Piedra llegó en la jornada reina y supo rematar la faena soltando de rueda a todos sus compañeros de escapada y logrando más de dos minutos de ventaja. Aún mantiene aquella imagen en su cuenta de Twitter.

La aventura en Caja Rural siguió durante 2013 y 2014, pero terminó ese año cuando estaba asumiendo el rol de apoyo de los más jóvenes y se quedó sin un hueco. Tenía 29 años… y no apareció ninguna opción para encontrar equipo. Ahí se acababa la vida profesional de Piedra… O eso parecía.

E incluso así lo asumió el propio ciclista andaluz, quien aprovechó el año 2015 para finalizar el Proyecto Fin de Carrera y sacarse definitivamente su título. Es más, Piedra se involucró en otros proyectos, como la creación y consolidación de una tienda de bicicletas en Sevilla o el estudio de nuevos productos para los sillines.

Pero una llamada cambió todas esas previsiones. A finales de 2015, una nueva puerta se abría para Piedra: Funvic-Soul. El nuevo equipo brasileño buscaba algún corredor experimentado en España y apostaron por él a pesar de llevar un año entero fuera del ciclismo profesional. Y Piedra no defraudó: fue el mejor aunque sin suerte con los pinchazos en Tropicale Amissa Bongo, fue el único corredor del equipo que acabó una durísima Vuelta a Andalucía y se metió en el top10 de la general final del Tour de Langkawi.

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Tres carreras y el sevillano que demostraba que no se le había olvidado montar en bicicleta. A partir de ahí empezaron los problemas. El calendario del equipo se iba descosiendo por momentos hasta el punto de apenas competir: desde principios de marzo hasta finales de agosto sólo pudieron correr el Tour de Turquía, es decir, una vuelta en cinco meses.

La situación desesperó a un Piedra que optó de nuevo por tomar la decisión más difícil y prefirió no continuar en el equipo. Por enésima vez parecía que la opción más probable era la retirada. Pero de nuevo apareció la llamada salvadora. En este caso, también desde Sudamérica pero con un equipo mucho más organizado y con una gestión infinitamente profesional. Manzana Postobón le dijo desde el primer día que su función debía pasar por ayudar a los jóvenes sub23 del equipo a posicionarse dentro del pelotón pero también a apoyarlos fuera de la carretera, un papel que Piedra siempre ha asumido con una sonrisa en la boca. Él, el holandés Jetse Bol y el portugués Ricardo Vilela son los tres extranjeros del equipo Pro Continental.

Y así ha comenzado una nueva vida para el ciclista andaluz. El propio Piedra ya ha desvelado que correrá Algarve, Alentejo, Volta a Catalunya, Indurain, Rioja, Amorebieta… y a partir de ahí habrá que ver qué sucede con Tour de Turquía (si se celebra o no y en qué fecha). A más largo plazo incluso sueñan con la Vuelta a España, aunque asumiendo que no es más que un sueño.

Pero… a estas alturas de su vida deportiva, ¿quién puede negarle a Piedra el derecho a seguir soñando? Y ahora en rosa.

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Fotos: Team Manzana Postobón

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