La “mala salud” de Quintana en el Giro de Italia

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Quintana ha sufrido. Foto: LaPresse - Fabio Ferrari

Nairo Quintana no fue Supernairo tampoco Nairoman en el Giro de Italia. Por eso, el gran favorito en Cerdeña perdió la maglia rosa por 31 segundos frente a Tom Dumoulin. Sin su mejor versión, los 70 kilómetros contrarreloj, 4:17 de pérdida, fueron insalvables, pese a la descomposición del líder a cinco días del final. La salud tampoco le ha ayudado, según ha revelado él mismo.

Quintana era el candidato número uno en la salida en su objetivo de repetir el triunfo de hace tres años y en su carrera hacia el doblete Giro-Tour. El colombiano no se movió en el Etna (4ª) y sí marcó la diferencia en el Blockhaus (10º), 24” a Dumoulin y Pinot y 1:00 a Nibali. Estaba llamado a dominar. Pero no fue a más.

El golpe después fue doble, se dejó 2:53 en la crono de Montefalco (10ª) y sobre todo Dumoulin pudo con él, y todos los escaladores, en Oropa (14ª), a 14” del holandés y con la sensación de que iba a tener que remar y mucho para batir al líder del Team Sunweb. El duelo estaba servido.

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Nairo, vencedor en el Blockhaus. Foto: LaPresse – D’Alberto / Ferrari

Su calvario particular aún no había terminado. Al día siguiente sufrió una aparatosa caída camino de Bérgamo (15ª) y sí aprovechó la diarrea de Dumoulin en Bormio (16ª), 2:12 a su favor. El sueño rosa se acercaba, pero su motor no carburaba como en 2014. “Si Nairo fuera el de hace tres años, el que ganó el Giro, hoy les habría sacado cinco minutos a todos”, aseguraba José Luis Arrieta, su director deportivo en el Movistar Team.

“Pasé algún que otro día con mala salud que hubo que salvar, pasando con los favoritos como se podía”, asumió Quintana el último día. “He tenido fiebre. El peor día fue en Piancavallo (19ª). Es una pena, era una etapa en la que podría haber hecho una diferencia. En estas condiciones, las cosas no salen según lo planeado. Por esta razón considero el podio un buen resultado”, afirmó. Aun así, alcanzó el rosa pues Dumoulin pasó su despiste en la primera parte de la etapa y cedió 1:09. La ventaja, 38”, sin embargo, era insuficiente cara a la crono final en Milán.

Su querer y no poder se reflejó camino de Asiago; atacó con más corazón que fuerza, como el resto, Nibali o Pinot, y solo pudo aventajar a Dumoulin en 15”. Efectivamente los 53” fueron escasos en los 29,3 km finales en Milán; 1:24 peor que el definitivo vencedor.

El colombiano tampoco exhibió su mejor cara, todo su rendimiento, en el Tour 2016, por eso quedó tercero, incluso superado por Bardet frente a Froome (a 4:21), nada que ver con el Nairo que asombró en 2013 con 23 años (a 4:20) y que tuvo casi contra las cuerdas al británico en 2015 (a 1:12). Sí pudo con él en la última Vuelta a España, gracias a la ofensiva de Contador que tumbó a su rival y a su equipo camino de Formigal.

Su evolución en la contrarreloj también se ha estancado, ha cedido más de 4 minutos con Dumoulin en este Giro y fueron más de 3 con el líder del Team Sky en el Tour 2016 en solo 44 km. Y se dejó 2:16 en la crono de Calpe (37 km) en la última Vuelta. En la próxima edición del Tour serán 37 km, 14 de la primera y 23 de la penúltima etapas.

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Quintana, durante la primera crono. Foto: LaPresse – D’Alberto / Ferrari / Paolone / Spada

En cualquier caso, a sus 27 años sus números en las grandes vueltas son extraordinarios. Desde su debut en la Vuelta 2012 (36º) ha disputado nueve grandes vueltas: dos victorias, Giro 2014 y Vuelta 2016, y cuatro podios, tres en el Tour (2º en 2013 y 2015 y 3º en 2016) y el 2º en el Giro 2017; abandonó en la Vuelta 2014 por una caída cuando era líder y fue cuarto en 2015.

Cinco años más joven que Froome y siete que Contador, le empiezan a salir nuevos rivales. Y Dumoulin, y sus 1,85, se presume como su rival a batir en los próximos años. De la misma generación, la del 90, la misma de Pinot, Bardet, Chaves o Aru. El neerlandés ha mejorado, y mucho, en la montaña, y mantiene su potencial contra el reloj. El colombiano por tanto debe recuperar su poder en las cumbres para ganar.

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