Helena Casas y Tania Calvo: Todo comenzó en San Petersburgo

Todo comenzó en 2010 en la rusa San Petersburgo.  La “excusa”, unos Campeonatos de Europa. Allí  empezó la aventura de Tania Calvo y Helena Casas. La forja de unas maestras del ciclismo en pista, en cuya modalidad de velocidad por equipos no han dejado de sumar y seguir. Y crecer.

¿Primeras páginas? Ninguna de prensa generalista de ámbito nacional, una pena. Y eso que Casas y Calvo han firmado muy buenos resultados en estos últimos meses posteriores a los Juegos Olímpicos de Río. Sus oros en las Copas del Mundo de Alperdoorn o Glasgow o su plata en los Europeos de Saint-Quentin-en-Yvelines en la modalidad de velocidad por equipos confirman su buen trabajo conjunto, su compatibilidad y su afinidad deportiva.

Ellas, firmantes de otros éxitos en otras disciplinas, así como también  Albert Torres, Sebastián Mora y algunos otros nombres, perseveran en elevar la notoriedad de los velódromos a base de trabajo y actuaciones destacadas. El caso de Tania (1992, Eustrak-Euskadi), alavesa de Vitoria-Gasteiz, y Helena arrancó en Rusia. “Ella era juvenil de segundo año y yo estaba en  mi último como sub23”, recuerda la tarraconense Helena Casas (Vilaseca, 1988).

“Comenzamos a la inversa, yo trabajaba en la primera vuelta  y ella afrontaba la segunda. A partir de 2012, más o menos, cambiamos las posiciones. La primera vuelta tiene que ser explosiva para dejar a la compañera preparada, casi lanzada, dispuesta para afrontar ese sprint más largo”, explica. En Rusia, donde todo comenzó, donde Tania era júnior y se colgó un oro en los 500 metros, y ambas se estrenaron con una quinta plaza.

¡Ah, el ciclismo de pista! Durante años, muchos, demasiados, maltratado con injusticia. Los velódromos siempre han atraído a las masas y una generosa ración de la temporada ciclista de décadas pasadas se ha cimentado en los espectáculos de la pista. Fotos en blanco y negro de tribunas abarrotadas y atmósferas tomadas por el humo de los cigarrillos.

Espectáculos rentables, además, con buena venta de entradas, una generosa  captación de publicidades  y un colchón económico que alimentaba el juego de los representantes, las comisiones y las estrellas de la ruta. ¡Cómo olvidar a gente como el belga Fons Versnick, un periodista con tentáculos organizativos capaz de montar una prueba de Seis Días en Argentina y contratar holandeses y belgas con la Segunda Mundial ya iniciada!

Tiene la pista tanto pedigrí que no pocas veces la ruta ha buscado en su interior finales para etapas de competiciones, ya sean por etapas o de un día. En un velódromo concluye aún la París-Roubaix; en un velódromo se han parido récords de todo tipo y se han acuñado nombres fundamentales para la historia de esta disciplina, como el balear Guillermo Timoner. Por hacer, ha creado mitos.

¿Qué decir del velódromo de Roubaix? ¿O del Vigorelli de Milán? En algún momento todas estas certezas de han perdido por el camino. Acéptese. Recúrrase al resultadismo.  A España la pista le ha dado varias preseas olímpicas. Y en España se encuentra una instalación de primer orden mundial: el Palma Arena.

“Vosotras, Sebastián Mora, Albert Torres… ¿es posible que los velódromos tengan más visibilidad mediática ahora mismo o es una percepción errónea?”, le cuestionamos a Casas: “Yo creo que sí, que se ha mejorado. Algo, al menos. Años atrás me daba bastante lástima, porque la pista es muy espectacular.  Sí, creo que se ha mejorado, pero le faltan recursos. También es cierto que hoy en día, y gracias a las Redes Sociales, se le da más visibilidad no ya a la competición o sus resultados en sí, sino a todo ese trabajo silencioso anterior. Hay otras señales. Eurosport y Teledeporte poco a poco se están acercando…

Todo esto es positivo, claro. Todo lo que sea dar a conocer la pista estimulará su práctica y garantizará ese relevo que sí que se aprecia con más facilidad en otros países, Reino Unido, Australia,… donde ha comenzado a contar con gente nueva tras los Juegos Olímpicos. En España está saliendo gente poco a poco; en la parcela femenina sí es cierto que hubo cierto vacío durante un tiempo”, aporta.

Y concluye: “Soy positiva y creo que al final la pista crecerá más. Con respecto a hace un tiempo ahora está bien. En España hay calidad, gente que lo puede hacer muy, muy bien”.

Con el seleccionador Salvador Meliá.

Más de un lustro de trabajo conjunto requiere de mucha complicidad, es innegable. “Pasamos más tiempo juntas que con las parejas o la familia. Sólo para los Juegos Olímpicos de Río estuvimos un mes. Y ahora entre los Europeos, las Copas del Mundo y tal, más de lo mismo. Tenemos una magnífica comunicación, muy buena. Y es algo fundamental. Para el día a día, para mejorar constantemente… Es que algo que da confianza, que aporta sensaciones magníficas, aporta, refuerza, ayuda a crecer”, indica Casas.

A la catalana le interesan mucho todos esos aspectos motivadores y que, a distancia, poco a poco, sin prisa y sin pausa, estudia Psicología.  Pero siempre se puede mejorar. No ya en lo individual, en esas cargas de trabajo de gimnasio ocultas a los focos mediáticos, días largos e invisibles al mismo tiempo, sino desde el punto de vista de los medios o el entorno.

“Lo vemos fuera, en Gran Bretaña o en Australia. Hacen una gran inversión en la pista. Son proyectos muy grandes.  Todo el año están juntos, cuentan con un completo equipo detrás donde no faltan científicos… Aquí por ejemplo el fisio nos lo tenemos que pagar nosotras. Solo inversiones como esa ya serían un avance”.

A Casas eso de los nervios no es algo que le atenace los músculos. Y lo argumenta: “Sí, la presión puede estar ahí. Pero los nervios son nervios controlados. Lo que tengas que hacer, hazlo. Y a más nervios, peor te va a ir. Por lo tanto, tienes que convivir con ellos. Naturalidad. Nos ha pasado en alguna ocasión que en una ronda clasificatoria no hemos tenido una actuación especialmente brillante, pero posteriormente hemos mejorado y hemos destacado en una final. Y eso es algo que destaco como una de las cosas más positivas que tenemos Tania y yo. Las competiciones son muy intensas. En Copa del Mundo por ejemplo tienes tres días, y entre que descansas poco, las competiciones y demás, el último día igual no llegas especialmente fresco”.

¿Qué destacarías de Tania, de su forma de prepararse y afrontar la competición?: “Admiro mucho esas ganas de trabajar, esa capacidad de sufrimiento, esa dedicación por el trabajo”, proclama.  ¿Y de Helena? “¡Ufff! Eso es más difícil… No lo sé (piensa). A lo mejor, la tranquilidad y la seguridad”, concluye una Casas para la que sus tiempos de dorsales en la ruta quedan lejanos:

“En categorías inferiores compatibilicé ruta y pista. Hasta juveniles competí en la Copa de España e incluso afronté un par de Nacionales. Pero con el equipo acabé decantándome por la pista. El trabajo de gimnasio es muy intenso. La bicicleta tiene más protagonismo en pretemporada, donde sí haces más carretera para lograr esa base física, esa resistencia; ya en temporada se usa más para regenerar, para relajar, para recuperar, para soltar las piernas… A veces la musculatura acaba muy, muy cascada”.

Copa del Mundo Cali: Calvo y Casas, bronce

Fotos: RFEC