Las estancias en altitud en el ciclismo

alberto-contador-trek-segafredo-teide-2017-3

Contador, en Tenerife, antes del Dauphiné.

20 de mayo, 7:30 de la mañana en Tenerife. El restaurante del hotel parador de las Cañadas del Teide se asemeja a cualquier hotel del Tour de Francia, repleto de grandes estrellas del ciclismo pero con una diferencia notable, aún queda más de un mes para el inicio de la Grand Boucle.

Al igual que el Parador de las Cañadas del Teide (2100 m), el CAR de Sierra Nevada (2320 m), Navacerrada (1800 m), Livigno (1800 m) o Sestriere (2030 m), entre otros, son localizaciones elegidas por los equipos y ciclistas para preparar grandes objetivos.

El objetivo principal, y por el que la mayoría de ciclistas realizan estos periodos en altitud, es el de aumentar la cantidad de glóbulos rojos en su sangre que son los encargados de transportar el oxígeno a los músculos. A mayor cantidad de glóbulos rojos en sangre, mayor aporte de oxigeno al músculo y mejor rendimiento en competición.

Esta mejora de la sangre viene derivada del estímulo constante que recibe el cuerpo al vivir en altitud. Debido al cambio de presión barométrica en altitud respecto a nivel del mar a altitudes superiores a 1.600 metros (esta es la altitud mínima desde donde se han descrito cambios en la sangre), la presión parcial del oxígeno disminuye, estimulando de esa manera la producción de eritropoyetina, que a su vez activará los receptores encargados de producir más células sanguíneas en la medula ósea.

En la ciencia del entrenamiento, la preparación en altitud está muy estudiada, siendo el más común el denominado “Live-High, Train-Low” (Vive Alto, Entrena Bajo), si bien es cierto, que esporádicamente se entrena a altitudes superiores a 1.600 metros buscando otros efectos diferentes a los del aumento de glóbulos rojos.

Lo principal para realizar un ciclo de entrenamiento de altitud es programarlo dentro del calendario de competiciones, valorando multitud de factores como fases de carga y descarga, viaje, época del año, duración del ciclo o condicionantes personales del deportista.

A continuación, recién llegados al lugar al que pasaremos los siguientes días, debemos hacer una fase de adaptación a la altitud, realizando de dos a cuatro días de entrenamiento con pequeñas cargas ya que solo el hecho de vivir en altitud es una carga añadida que el cuerpo tiene que regenerar.

Es por ello que el control de las cargas de entrenamiento durante la estancia en altitud es fundamental. Dependiendo del ciclista, periodo de carga y objetivo, deberemos adaptar los entrenamientos valorando el estrés metabólico producido por la altitud.